Alguien me sugirió escribir acerca de mi primer beso... la verdad es que no hay mucho que contar, en mi mente esta asociado sin remedio a la persona con quien sucedió; fue la primera vez que me sentí enamorada, y aunque no fue recíproco, hoy me queda un bonito recuerdo de aquella etapa de mi vida.
Entonces pues, hoy les contaré sobre todo ello; para que entiendan la trascendencia del hecho tengo que darles un poco de contexto. La cosa fue así...
Recuerdan que les conté sobre mi despertar al mundo adolescente en España? Bueno, esto sucedió inmediatamente a nuestro regreso. Llegamos justo para iniciar el segundo año de secundaria (14 años), yo venía de una escuela unisex en un ambiente aislado y muy protegido, así también me había descubierto como poeta y romántica incurable (por esos años fue que comencé a escribir con más seriedad).
Iniciar la escuela en el segundo año representaba irrumpir en la monotonía de la vida dentro de la escuela; irremediablemente me ponía en el centro de la atención, aun más cuando de alguna forma se corrió la voz de que venía de España. Mi presencia significaba novedad y pronto me volví bastante popular; eso hubiera significado un desastre total para una persona tan tímida e insegura como yo era en ese momento, pero en mi camino apareció una chica (la más popular de la escuela) que me adoptó como su mascota. La dinámica social de todo adolescente es "Pertenecer o morir en el intento" y yo no era la excepción; esta chica llamada Xóchitl me ayudó a lidiar con la atención positiva y negativa y me enseñó a encajar con su grupo, haciéndome en general más sencillo el integrarme a esta micro-sociedad que es la escuela y que era tan diferente a lo que yo estaba acostumbrada.
Es entonces que dentro de este grupo de niños populares, (recuerda que en la adolescencia no se requiere de mucho para volverse popular) conozco a un chico que reunía todas las características para que una chiquilla inexperimentada y romántica se sintiera atraída. Se llamaba Javier, pero le decían Pibe (nunca supe porque. Ah! El romance en el misterio...), era "un rebelde" para mí pero tú podrías considerarlo simplemente como un problema para la escuela, jugaba basquetbol decentemente y eso hacía que todos lo quisieran en su equipo cuando había "torneos", y las tres ultimas características eran TAN ESPECIALES que requieren de un párrafo diferente.
El Pibe era alto, y no quiero decir cinco centímetros más que yo, no. Alto, ALTO; como 1.90 alto... en mis tiempos eso no era frecuente. Este pedazo de muchacho tenía un lunar en la cabeza que le hacía tener un mechón de cabello blanco justo en el flequillo del cabello, que él cortaba y peinaba canalizando a su mejor James Dean; y para terminar con la imagen, cuando el histriónico Javier no usaba uniforme verde cuadriculado, llevaba pantalones ajustados y chamarra de piel... nadie podrá acusarlo de no tener sentido de showmanship, al menos.
Hay sorpresa en el hecho de que este fuera mi primer amor??? Bueno, cuando todo el romance terminó y yo desperté después de este lapsus me volví bastante más realista y créeme, no cuidé tanto mi "virtud" como cuidé aquel primer beso. Olvídate de que yo participara en juegos infantiles como botella, no; hasta que Javier no me besara, estos labios no habrían de saber que era una caricia; pero parte del juego es no dejarte alcanzar...
Así pues, pasaron unos meses de él pararse frente a mí e introducirse, y yo fingir que había olvidado la conversación la siguiente vez que nos encontrábamos en los pasillos de la escuela. Me lo presentaron y se presentó algo así como cinco veces y cuando lo vi tirar la toalla, mágicamente recordé su nombre. Por fin empezamos a "salir", siempre dentro de los confines de la escuela, y al cabo de unos meses nos hicimos novios... AHHH!!! Para este momento estábamos ya en tercer año, íbamos a ir juntos a nuestra fiesta de graduación y todo era perfecto; lo que yo no sabía entonces es que mi historia perfecta de amor no iba a sobrevivir al verano.
Todos han, por lo menos oído de los amores de verano; bueno, pues uno de esos acabaría con el mío. Esos últimos meses de escuela fueron padrísimos y la fiesta de graduación fue genial; entonces sucedió que el último día de escuela, al despedirnos me soltó aquella conocidísima frase "Necesito tiempo".
Somos adolescentes, hemos sido novios por cuatro o cinco meses, y no hemos hablado de otra cosa que no sea la escuela y amigos... COMO PARA QUE NECESITAS TIEMPO?! Pero en fin, siempre la romántica incurable, nos despedimos ese día de beso en la mejilla.
Unos meses después, yo seguía sin saber de él y en mi mente dos escenarios batallaban por existir. En el primero Javier me buscaba arrepentidísimo y me suplicaba volver con él, tras una negativa inicial me convencía y vivíamos felices para siempre. El segundo era bastante parecido, pero al final cuando él estaba completamente enamorado, yo lo dejaba abandonado y ahora él se preguntaba porque.
No te engañes... tu también has soñado lo mismo en alguna ocasión; como se llamaba tu "Javier"?
Finalmente sucedió que en un viaje que hicimos los ex-compañeros a Acapulco, ambos coincidimos pero nunca hablamos más. Radio pasillo me informó que el queridísimo Pibe se había desflorado a Perla, otra compañera que se encontraba buscando el significado del amor en el fondo de una botella desde entonces. Amigos comunes cercanos me dijeron que Javier me quería tanto que no había querido forzarme a una situación que él sabía, no me interesaba en ese momento. Desde entonces me he preguntado si me hizo un favor o no, y si su proceder habla de respeto y cariño, o de simple falta de auto control; nunca lo sabré pero a tiempo vistas, alguna vez me tocó como a muchos que me pusieran los cuernos; al menos tengo que agradecer a Javier el valor de no haberlo hecho.
Los años pasan y las experiencias se acumulan, algunas son duras y nos enseñan, otras son agradables y nos alimentan; yo recuerdo a mi primer amor junto con las segundas y tu?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario