En el día a día del invierno hay pocas cosas que nos hagan sonreír en la calle y arriesgarnos, a menos treinta grados, a que se nos congele la cara en esa posición; sin embargo también es cierto que las mismas temperaturas ofrecen un rango inmenso de posibles catástrofes para los habitantes de estas congeladas ciudades que, cuando no te suceden a ti, son una fuente inagotable de comicidad. Hoy, uno de los días más fríos en años en la ciudad de Montreal, comparto contigo algunas de estas situaciones de las que he sido testigo.BUENA CADERA!
No todos lo saben pero las temperaturas fluctúan durante estos meses y los días "calientes" derriten parte de la nieve para que al siguiente día las temperaturas bajen otra vez y dejen banquetas y calles convertidas en verdaderas pistas de patinaje que requieren de gran concentración y habilidad para cruzar. Bueno, caminaba yo junto a un amigo hablando de todo y de nada en uno de tales días fríos; veníamos felizmente platicando y completamente distraídos cuando comenzamos a cruzar una calle. De frente a mí y por mi lado derecho, viene una viejita con un bastón junto a un chico más joven (su hijo?) sosteniendo una amistosa plática, cuando justo al pasar junto a mí, en el mejor estilo Houdini-esco: ZACALE! Ahora la ves... ahora no la ves!
Por pura inercia miré a todos lados y finalmente al suelo donde la pobre viejita fue a dar, justo a mis pies pero eso sí, bien pescada de su bastón. El chico con el que venía no sirvió de mucho, pues el muy hijo de su bastante golpeada madrecita no podía parar de reír mientras mi amigo y yo ayudábamos a la señora a levantarse y recoger su magullado orgullo. La viejita pasaba por todos los colores y se fue caminando muy oronda sin agarrar a bastonazos al sonriente muchacho pero con una mirada que, si yo fuera él, temería morir envenenado...
YO? AQUI, COMO EL CHANGUITO
Recientemente me hice amiga de una chica colombiana, de Barranquilla, muy chistosa, desinhibida, escandalosa y sociable. Aparentemente toda la gente de Barranquilla comparte estos atributos... te podrás imaginar a una chaparrilla que habla como si no hubiera mañana y a un volumen como si el mundo se hubiera vuelto sordo; tiene una opinión acerca de todo y ella siempre debe tener la última palabra. Paola (así se llama) vive aquí desde hace cuatro años y hace dos, estando embarazada de seis meses, le sucedió lo siguiente:
Ella necesitaba una serie de cosas para la recámara de la bebé, y si entendiste lo que te conté de ella sabrás que cuando Paola necesita algo, lo necesita AHORA. Después de mucho discutir con su marido que ofrecía como argumento el frío polar en la calle y el mal estado de las banquetas, Paola se salió con la suya y se fue de compras. Ya regresaba a su casa muy contenta con tremendo paquetote de "Monísimas cosas" cuando, muy cerca de la parada del autobús, da un paso y ZAZ!
El paquete sale volando por los aires y Paola hace su mejor impresión de Bambi cuando está aprendiendo a caminar... abre las piernas... las cierra... los brazos giran hacia el frente... ahora hacia atrás... finalmente cierra los ojos y se encomienda a la virgen y siente un golpe... No estuvo tan fuerte- piensa ella y abre los ojos con alivio. Entonces se da cuenta que cayó sentada en la tremenda caja que traía en la mano!! Contentísima sonríe y mira hacia los lados cuando se da cuenta que la parada entera del autobús la esta mirando y conteniendo las carcajadas... En el mejor estilo Barranqueño cruza las piernas, los brazos y se voltea diciendo: Estaba cansada, que ustedes no?!
SILENCIOSO TESTIGO
Para cerrar con broche de oro ofrezco una anécdota personal. Caminaba yo apurada por la calle, pensando que llegaría tarde a mi trabajo cuando delante de mí una señora patina en un pedazo de banqueta congelada. Con bastante rapidez logra pescarse de una cerca de metal que estaba a su lado y detiene su caída. En la posición más complicada: rodillas juntas, pies separados, brazos torcidos, cara cuadriculada y dedos azules, la mujer se agarraba a veinte uñas de la malla ciclónica pero era incapaz de apoyarse nuevamente en pie para atravesar el resbaloso pedazo de banqueta. Así pues decide moverse hacia adelante sin soltar la reja y una vez en pie, prácticamente echa a correr.
Desde atrás yo había mirado el show bastante divertida y me congratulaba de haber tenido la suerte de saber donde se encontraba el resbaloso pedazo: A mi no me va a pa... AY MADRE!
No sólo me resbalé exactamente en el mismo lugar, sino que mis reflejos no fueron tan rápidos y después de patinar hacia el frente sin control, moví piernas y brazos en un ridículo baile que no logró estabilizarme pero me mantuvo en pie hasta el otro extremo donde logré reponerme. Con todo lo que me restaba de dignidad, caminé rápidamente pero con mucha atención; un ridículo al día es suficiente. Con la cabeza muy en alto me repetía a mí misma: Así camino yo, y?! Un minuto después oí un grito y cuando voltee, un pobre cristiano salía a gatas del mismo parche de hielo... Bueno, al menos no fui la única idiota...
Moraleja: Ríete con ganas del que se cayó delante de tí porque alguien más se reirá de tí en un momento... Que tengan una bonita y segura semana!!
