martes, 28 de septiembre de 2010

La Verdad Sobre Historias "Basadas en Hechos Reales"

Ok, confiesa, eres uno de los miles que se sienten atraídos por las historias que proclaman estar basadas en hechos reales. Sí, es penoso pero si encuentras consuelo en los números, puedes quedar tranquilo, es un mal que en mayor o menor medida nos involucra a todos.

Es propio del ser humano sentir curiosidad por la forma en que otra gente percibe su paso por este mundo que compartimos, cuales son sus experiencias comparadas con las nuestras y, si se puede, alegrarnos de cuanto mejor es nuestra vida comparada con la de otros. Es como ser invitado a chismear en la casa de un extraño, ver la decoración, los muebles y los secretos detrás de puertas cerradas. Sin embargo, el león no es como lo pintan y habitualmente estas historias son engañosas; la mayoría de los hechos son maquillados y el autor o director seguirá la línea investigativa más interesante; en muchos casos la realidad es un poco menos emocionante.

Todos lo hemos oído "La realidad es más interesante que cualquier obra de ficción"... Mmmm, no. La verdad es que nuestras vidas están llenas de rutina y cotidianidad, buscamos en libros y películas un escape a ésta, y si bien nos gusta esa idea de "esto me podría pasar a mí", también es cierto que queremos que la historia contenga algo de fantástico que nos sirva de válvula de escape a nuestros propios problemas.

Ejemplos de estos libros-películas hay al por mayor pero hablemos de dos casos que me parecen particularmente sobresalientes por las repercusiones que tuvieron.

SYBIL.

En 1973 Flora Rheta Schreibner publicó su libro titulado "Sybil" acerca del tratamiento psiquiátrico recibido por Sybil Dorsett (el nombre real de la paciente es Shirley Ardell Mason) que fue diagnosticada con Transtorno de Identidad Disociativo (TID), entonces conocido como Personalidad Múltiple. Este fue el primer caso documentado de tal padecimiento; en un momento en la historia de la Psicología donde todavía se discutía sobre la validez de la enfermedad, la Dra. Cornelia B. Wilbur proclamó a los siete vientos el haber tratado, y curado!, a una paciente con DIECISEIS personalidades.

Es imposible no reconocer la importancia de las alegaciones que se harían en este caso. Se podría afirmar que el Transtorno de Identidad Disociativo le debe su ingreso a los libros de medicina a este libro, y como olvidar su prevalencia en la conciencia popular. El padecimiento se ha vuelto tan popular y temido como la misma Esquizofrenia (por mucho, la enfermedad mental más "conocida" y temida entre aquellos que no poseen un título de Médico o Psicólogo), sin embargo aún hoy en día hay importantes Escuelas Psiquiátricas que no reconocen el padecimiento como una enfermedad en su propio derecho; atribuyendo mucho de su sintomatología a otras mejor estudiadas patologías y a Psiquiatras más interesados en escribir libros que en practicar ciencia.

Eventualmente, la mayoría de los hechos relatados en el libro y subsecuentes películas fueron señalados como fraudulentos, basándose en las grabaciones de entrevistas sucedidas entre la autora y la Psiquiatra. Actualmente el caso se considera sin méritos y no se estudia más como un clásico ejemplo de TID.

AMITYVILLE

Las películas son mucho más famosas que los libros pero, aunque usted no lo crea, los libros fueron primero... Hay SIETE libros relacionados con los infames hechos. Los más famosos son dos: "The Amityville Horror. A True Story" de Jay Anson (1977) y "Murder in Amityville" de Hans Holzer (1979).

El primero relata la historia de las experiencias vividas por los Lutz en la casa de 112 Ocean Ave. La historia ha sido adaptada y readaptada para diferentes películas, y con cada adaptación ha ido perdiendo parecido a los hechos que los Lutz seguirían defendiendo hasta el momento de su muerte hace unos años. Esta es una magnífica historia para una noche de octubre, y dado que nadie fue realmente perjudicado por los relatos, es pura y sana diversión; no así con el segundo libro.

"Murder in Amityville" sirvió como base para la segunda película de la serie que en español se llamó: "Amityville: La posesión." Ahora, no hay forma suficiente se subrayar lo triste de esta situación. El 13 de noviembre de 1974 en el 112 de Ocean Ave; una zona de clase media alta donde familias normales atendían a su vida en forma habitual, se descubrieron los cuerpos de seis personas; un sobreviviente dio aviso a la policía. El sobreviviente era Ronald DeFeo Jr. y los cuerpos pertenecían a su madre, padre y cuatro hermanos pequeños; Dawn (18), Allison (13), Marc (12) y John Matthew (9); lo que siguió fue un circo mediático que inmortalizó los hechos.

No es mi fin relatar la investigación y juicio que siguieron, por muy interesantes que sean; quien así lo desee puede buscar respuestas a sus dudas en la sig. página web: www.amityvillefiles.com, lo que puedo decir es que es intrigante, apasionante, pero sobretodo triste. Ron DeFeo Jr. fue eventualmente acusado de cometer los asesinatos y durante su juicio, uno de los argumentos de la defensa fue "Incapacidad Mental" (legally insane). Años después él mismo relataría que como parte de esta estrategia, y para convencer al jurado, decidió hablar de demonios y posesión; que hay más loco que decirse inocente no porque no haya cometido los crímenes, sino porque lo hizo bajo la influencia del Demonio? Lo bueno es que el jurado no lo creyó y fue encarcelado, donde aún hoy se encuentra. Lo malo es que el público decidió adoptar esta historia como favorita para Halloween e incontables películas y libros después, las verdaderas víctimas han sido victimizadas por segunda ocasión; esta vez por el público que ha optado por seguir la fantasía y olvidar la verdad.

Así que la próxima vez que decidas ver una película o leer un libro que se precia de basarse en una historia real recuerda, la palabra clave es BASADO, nadie esta prometiendo apegarse a los hechos. Si la historia te intriga o te interesa, síguela, busca más fuentes, sólo así sabrás que te estas acercando a la verdad.

                                             

John, Allison, Marc, Dawn y Ronald DeFeo.                     Shirley Ardell Mason
                                                                                                    (Sybil Dorsett)

viernes, 24 de septiembre de 2010

Viernes Literarios

El miércoles 22 de sept. se cumplieron 100 años de la fundación de la que se convertiría en la institución mas grande, y una de las mas prestigiadas de Mexico; la grandísima Universidad Nacional Autónoma de México. En su honor iniciaremos esta nueva costumbre de los Viernes Literarios citando a un grande de la literatura mexicana: Juan Rulfo. Si bien Juan Rulfo nunca fue propiamente alumno de la Universidad, es cierto que atendió a la facultad de Filosofía y Letras en calidad de oyente durante sus años formativos, donde se convirtió en un gran conocedor de la bibliografía histórica, antropológica, y geográfica de México. He aquí un pequeño fragmento de su obra.


"No sentía calor, como dije antes; antes por el contrario, sentía frío. Desde que salí de la casa de aquella mujer que me prestó su cama y que, como te decía, la vi deshacerse en el agua de su sudor, desde entonces me entró frío. Y conforme yo andaba, el frío aumentaba más y más, hasta que me hinchó el pellejo. Quise retroceder porque pensé que regresando podría encontrar el calor que acababa de dejar; pero me di cuenta a poco de andar que el frío salía de mí, de mi propia sangre. Entonces se me heló el alma. Por eso es que ustedes me encontraron muerto."

Extracto de Pedro Paramo.

Que piensas de Juan Rulfo, cual de sus novelas es tu favorita? O en todo caso, cuál es tu autor favorito y porque.

Buen fin de semana!

domingo, 19 de septiembre de 2010

Sobre la Mala Suerte y Otras Situaciones Absurdas

 Mi mamá siempre ha sido una mujer de "dichos"; ya sabes, esos pedazos de sabiduría popular tan propios de nuestra cultura. Algunos eran aquellos conocidos por todos como "El que con lobos se junta, a aullar se enseña" o su favorito cuando de la escuela se trataba: "Mal de muchos, consuelo de tontos"(Pero mamá! 1/4 del salón reprobó!! Ah, que días aquellos...) Sin embargo, los mejores eran los de manufactura pueblerina (mi mamá es de Pénjamo, Guanajuato). Eventualmente uno se me revelaría como nada menos que profético, aquel que dice: "Hay gente que nace con 'Estrella' y gente que nace 'Estrellada".

A mí me ha pasado de todo, de verdad... situaciones ridículas propias de mala comedia americana y otras peores.

Cuando recién llegué a vivir a EU rentamos un pequeño departamento con vista a un río, ardillas, venados ocasionalmente; simpatiquísimo. Una madrugada durante el primer mes nos despierta un ruido infernal.


Que carajos esta sonando! Alberto, apaga tu p... maldito despertador.


Si no soy yo! - Contesta el pobre con cara de a-mi-que-me-esculquen, a sabiendas de que no hay peor ofensa que despertarme una vez que por fin logré conciliar el sueño.

No manches! Es la alarma contra incendios!! - Y en los 15 segundos que me tomó caer en la cuenta y decirlo en voz alta, ya brinqué de la cama, corrí al clóset y me puse los primeros tenis que encontré. Mi marido aún no termina de entender qué desastre natural ha sucedido que amerite que YO me LEVANTE DE MI CAMA a tal hora de la madrugada; pero también sabe que el segundo pecado capital en nuestro matrimonio es "no hacer como que Gina SIEMPRE sabe lo que hace".

Entonces, con paso calmado se acerca a la zapatera y se pone sus babuchas, calientitas porque allá fuera hay 30 cm de nieve.

Yo mientras tanto, ya entré y salí del clóset 3 veces sin poder decidir si la situación amerita salir en pijama o mejor ponerse unos pants... ya de perdis. Corro al clóset de las chamarras que esta en el pasillo y regreso con una para Beto, otra para mí, el abrigo de mi hija (entonces un bebé de 11 meses) y el suéter del perro.

Antes de ponerme la chamarra decido mejor salir en pants, quien sabe que piensen los bomberos; además, si todo se quema yo no voy a andar por la vida en pijama! Bueno carajo, agarra a la niña! Le grito al otro pobre que, para entonces esta mirando el suéter del perro con cara de ésta-esta-loca-pero-mejor-me-callo.

Salgo corriendo a la sala, al pasar por la recámara de la niña decido sacarla yo porque el otro se ve muy atolondrado. Agarro la cadena del perro, le aviento el gato a los brazos a Beto y lo último antes de salir del departamento, alcanzo a agarrar nuestros pasaportes.

Mientras bajamos a toda prisa por las escaleras me pregunto, si no se va todo a la ch... tengo que comprarme un carrito donde pueda aventar todos los documentos importantes para la próxima...


Salimos del edificio y... Qué, donde esta todo el mundo? - Le pregunto a Beto que es el último en salir pues esta tratando de bajarse al gato de la cabeza.

10 minutos pasan y nadie llega, esta haciendo un frío de 'pa' que te cuento', nadie más parece alarmarse y el edificio sigue en pie. Después de meditarlo un momento decido permitir que Beto se arriesgue a volver a entrar con tal de que 'la niña' no pase más frío.

Es una falsa alarma - Dice el pobre cuando regresa unos minutos después - Me encontré con el superintendente que esta tratando de apagar la alarma. Tiene una cara de cansancio... para entonces son las 3 am y él tiene que trabajar al día siguiente. Al subir las escaleras suelta esta joya: Ya se me hacía raro no ver humo ni oler a quemado.


Y PORQUE CARAJOS NO DIJISTE NADA! - Le contesto completamente indignada.

Pues no me dejaste ni hablar y saliste corriendo hasta con un cambio de ropa! 


Ciertamente, si me hubiera preocupado menos por salvar cuanta cosa valiosa pudiese cargar, tal vez me hubiera concentrado más en buscar verdaderas claves de desastre y me habría ahorrado el oso de que los vecinos me vieran cargando hasta al gato; por otro lado, Beto habría tenido que ir a trabajar en pijama.

Esta es sólo una de las muchas circunstancias que me hacen pensar que mi familia, o al menos mi hermana y yo, somos perseguidas por una nubecita negra de lluvia a donde quiera que vamos. Si crees que esta historia es buena, espera a que te cuente de mi hermana y su récord automovilístico...

Qué anécdotas tienes tú para contarle a tu nietos? Yo se que tengo muchas y por eso habrá una segunda parte de esta pero mientras cuéntame de la tuya.

domingo, 12 de septiembre de 2010

El Origen del Miedo

Hoy es domingo, son las 11 de la noche y mi maridito ya esta en el Nirvana imaginando que sostiene una interesante conversación acerca de Física Cuántica con Megan Fox desde hace un rato (Si, claro! Y yo quisiera interrogar a George Clooney sobre de su afiliación política.)

Padezco de insomnio, así que habitualmente me encuentro en situaciones similares donde la casa esta en silencio y yo puedo disponer del control de la televisión sin quejas de nadie. Mi elección 9 de cada 10 ocasiones? Programas de terror, sin duda alguna. Cualquier cosa, desde zombies hasta casas embrujadas; no soy particularmente selectiva aunque tengo que confesar que tras tantos años de seguir este género, es cada vez más difícil encontrar algo que me sorprenda.

Siempre he sido fan, desde que tengo uso de memoria. Por alguna razón este género me llamo la atención desde muy joven; recuerdo que mi madre intentaba hacer de mí una ávida lectora exponiéndome a libros clásicos como "La Isla del Tesoro". Padecí lo indecible para terminar ese libro, cual fue mi siguiente elección? "Carrie"; tenía 12 años. De hecho, la primera vez que intenté leer ese libro tenía 8 y la única razón por la que mi madre decidió permitírmelo es porque sabía que no lo iba a entender. Tenía toda la razón, no creo haber llegado más allá de la tercera parte cuando lo dejé sin tener idea de cuál era el tema del libro... pero la sinopsis sonaba tan interesante!

Volviendo al punto, no recuerdo haber tomado una decisión consciente sobre el tema. En qué momento surgió mi interés en él? Cuándo me expuse por primera vez al mismo? No tengo idea, pero mi siguiente pregunta me tiene aún más intrigada: Es que alguna vez estuvo en mis manos esa decisión o nunca tuve opción verdadera?

Esas dudas quedaron ahí, en el fondo de mi mente, desde hace mucho tiempo sin que les prestara atención. Años después se reavivarían cuando decidí comprobar una teoría con mis hijas, obteniendo resultados poco convencedores.

En mi infancia esta pasión fue fuente de muchas emociones como cuando lograba escaparme a la vigilante mirada de mis padres y ver alguna película que no debía, pero también de muchos sufrimientos. Mi imaginación, demasiado activa, me hizo víctima de mil y un monstruos viviendo en el pasillo de mi casa, debajo de mi cama, o dentro del clóset. Fue por eso que en el mismo momento de saberme embarazada, mi esposo y yo decidimos no exponer a nuestros hijos al miedo.

A decir verdad, era mi mini-experimento. Que pasaría si mis hijos nunca oían mención alguna sobre brujas, monstruos, diablos, o cuanta criatura espeluznante existe por ahí? Ellos naturalmente generarían ese miedo? Lo que seguramente piensas es que el mundo a su alrededor se los enseñaría y tienes razón, pero dame un poco de crédito, todo tiene solución.

Partí de la teoría siguiente: Todos aprendemos a temer algo o alguien en nuestra infancia. Casi siempre este conocimiento lo obtenemos de la forma en la que la gente a nuestro alrededor reacciona ante cierto estímulo. Por ejemplo: En una noche lluviosa se va la luz y al encontrarnos a obscuras buscamos la guía de nuestra madre para saber qué hacer en esas circunstancias. Ella reacciona con nerviosismo buscando desesperadamente una fuente de luz alternativa y no se relaja hasta encontrar una pequeña lámpara de mano. Qué hemos aprendido? Que la ausencia de luz debe ser inquietante por alguna razón. Aún cuando no lo entendamos se ha generado una asociación.

Llegó entonces una preciosa y sana pequeña a nuestras vidas, seguida 18 meses después de una segunda. Mi respuesta al dilema anterior? Adiestrar a toda la gente en contacto con ellas a no esconder la existencia de criaturas espantosas, sino a robarles su esencia misma, hacerlas cotidianas y risibles. Para mis hijas la pregunta más importante no es si existen las brujas; asumen que son imaginarias, pero lo más sobresaliente de ellas es que son chistosas. Esos sombreros picudos, y esas risas tan forzadas... que cosa tan curiosa! Y los monstruos? Ellos les tienen miedo a los niños, lo único que hay que hacer es gritarles ¡Vete de aquí! ¡No me molestes! Para que salgan corriendo por ahí.

Ambas fueron educadas así. Hoy tienen 5 y 4 años y reaccionaron completamente diferente. Una le teme a la obscuridad y la otra no, ninguna teme a las brujas o monstruos y en general son poco espantadizas. Sin embargo también son poco tolerantes al estrés, de forma que una escena demasiado emocionante en Toy Story 3 termina por causar un verdadero ataque de pánico.

Así que tendría que concluir con lo siguiente: Hoy más que nunca estoy convencida de que nuestros miedos, gustos y disgustos no los elegimos; aún más, en su mayor parte ni siquiera se ven influenciados por nuestro medio ambiente. Estoy convencida de que mucho antes de que tengamos conciencia, en el momento de nuestra creación queda un pequeño chip ahí guardado en el cerebro. Una vez que encuentra el estímulo adecuado se activa y no hay mucho que podamos hacer.

Tú dime, cuál es tu teoría? Cuál de todos esos temores primeros nunca superaste y te atormenta aún en los días solitarios?

A mi me aterran los zombies, me aterran y me fascinan a la vez. Es idiótico, lo sé; pero hay algo absolutamente aterrador en esos seres absurdos que me hipnotiza y me quita el sueño por igual. Nunca entenderé porque encuentro el placer más grande en lo que, de la misma forma, me atormenta más.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Para leerse a solas...

Antes de continuar te quiero pedir lo siguiente:

1. Sólo sigue leyendo si realmente estás interesado, evita leerlo por curiosidad.

2. Léelo a solas y deja de hacer cualquier otra cosa, concéntrate en la lectura.

3. Olvídate de lo que sabes de mí, de mi formación académica, incluso de cualquier prejuicio bueno o malo sobre mí.

(Lo anterior lo agregue para efectos de su publicación)

Hoy me levante con un cúmulo de ideas que pareciera estaban atoradas. Un cumulo de ideas que resumen una serie de aprendizajes, por llamarlo de alguna forma.

Por eventos recientes, el curso natural de la vida, circunstancias y personas, he redefinido varios conceptos e ideas que tenía sobre la vida, sobre mí.

En estos meses, mas especifico de diciembre del año pasado a la fecha, he aprendido muchas cosas, las cuales se juntaron y gritaron al mismo tiempo “hey aquí estamos”

He aprendido lo que es trabajo en equipo y solidaridad, actualmente estoy rodeado de grandes personas a través de las cuales he visto que si se puede trabajar así, que si se puede dejar de ser “uno”, individual-egoísta.

Entiendo ya la diferencia entre sufrimiento y dolor. Definitivamente prefiero el dolor, prefiero que duela, ya que a través de él he tenido crecimiento y madurez. El dolor es un momento, un espacio, en un solo tiempo, y ese momento intenso es el que más me ha enseñado. El sufrimiento es constante, perdura y no enseña.

He aprendido que mis amigos siempre están ahí, aunque no estén, que ellos siempre me dicen las cosas de frente, me perdonan y me apoyan. Están conmigo.

Que “no se necesita ser psicólogo para entender ciertas cosas”, se necesita ser honesto, humilde y estar lleno de una inmensa capacidad de amar.

He aprendido que si corro, llego más rápido a mi destino, pero llego cansado, me pierdo del bonito paisaje del camino, aprendí que es mejor ir caminando, llegar relajado, fluir con las cosas y disfrutar.

He aprendido que mi familia siempre me comprende aunque crea que no, que sabe cuándo sufro y cuando gozo, cuando estoy feliz y cuando estoy triste, aunque yo crea que no. Que su amor por mi es incondicional, aunque crea que no.

Aprendí que lo mas difícil de hacer y a la vez lo mas doloroso es mentirle a alguien a quien quiero.

Aprendí que es diferente y hay una gran brecha entre decir algo y hacerlo, pero que decirlo o hacerlo pueden lastimar a alguien por igual, con esto aprendí a ser prudente y considerado.

Me di cuenta que me gusta que la lluvia caiga en mi rostro, hace que me sienta feliz y me recuerda mi capacidad de disfrutar.

Aprendí a verme en el espejo y sonreí, sonreírme.

Deje de tener miedo a preguntar, a equivocarme y sobre todo a disfrutar, a vivir.

Aprendí que una lágrima es liberadora, un abrazo sincero enriquecedor, que el silencio es más fuerte y avasallador que cualquier palabra.

Que me gusta que me veas a los ojos cuando me hablas, me siento más cerca de ti.

Aprendí a desprenderme de las cosas y de las personas (sólo me falta desprenderme de mi aifon, ya llegará el momento)

Aprendí que si estás leyendo esto y te ha tocado tu vida en alguna forma es porque estamos en el mismo canal, la misma sintonía, en el sentido de estar conectados, que si estás en mi vida y yo en la tuya es por algo y lo agradezco

Aprendí que o se bailar, pero me divierto, que amo las pelis de niños y a platicar conmigo.

Aprendí muchas cosas entre ellas que todavía tengo mucho que aprender.

Aprendí a agradecer, que la vida es maravillosa por el simple hecho de estar en ella, que el picante ya me hace daño y la leche más, que hay un café que puedo tomar sin sentirme mal y que me gusta tomarlo comiendo un chocolate.

Aprendí que si ya no estás aquí la vida sigue, la tuya y la mía.

Recordé mi capacidad de amar y dar desinteresadamente, que confío y creo en ti como resultado de confiar y creer en mí.

Aprendí la diferencia ente hacer el amor y tener sexo, los dos son un acto carnal, pero hacer el amor me conecta con esa persona especial. Aprendí que si existe el amor y que es hermoso ilusionarse, sentir cosquillas en la panza y sonreír tan solo al recordarte

Aprendí a amar como a ti te gusta, no como a mí me gusta, que hay a quienes no les gusta hablar y que cuando lo hacen es maravilloso escucharles.

En este punto ya salió lo que tenía que salir, desestructurado, revuelto, ilógico, natural. Así salió porque lo deje fluir, lo deje salir desde el fondo de mi alma, desde el corazón.

(Lo siguiente lo anexe para efectos de su publicación)

Esto lo escribí por mí y son cosas de las que hoy me di cuenta, solo deseo compartir esto contigo porque para mí es importante. En ningún momento pretendo algo más que compartir, y en el mismo tenor de ideas me gustaría compartieras algo al respecto de lo que leíste.

Gracias

lunes, 6 de septiembre de 2010

SI

Si para recobrar lo recobrado
tuve que haber sufrido lo sufrido,
Si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,
Si para estar ahora enamorada
fue menester haber estado herida,
Tengo por bien sufrido lo sufrido
y por bien llorado lo llorado,
Porque después de todo he comprendido
que no se goza bien de lo gozado,
sino después de haberlo padecido;
Porque después de todo he comprobado
que lo que tiene el árbol de florido
vive de lo que tiene sepultado.

-Sta. Teresa de Avila-


Y uno no puede más que maravillarse ante el hecho de que esto haya sido escrito por una monja, una SANTA ni más ni menos. Es posible acaso que algo que describe una dolorosa pero enriquecedora experiencia amorosa provenga precisamente de la mente que se ha guardado del amor carnal??

En cualquier caso, es claro que más de una persona en éste y siglos pasados encuentran sus experiencias reflejadas en estas palabras. No importa de dónde eres o de dónde vienes, cuando viviste o con quien; hay dos o tres experiencias (o cuatro o cinco tal vez) a las que todos nos tenemos que enfrentar. El primer amor, nuestra primera exposición a la muerte, el desamor, el sentimiento de pérdida y de dolor, también la alegría y la felicidad.

Muchas personas pasan la vida tratando de evitar el dolor, alejándose de todo aquello que podría resolverse negativamente y resultar en esa sensación de vacío que deja un bonito sueño cuando se acaba.
La vida este llena de estas experiencias y alejarse de ellas es dejar de vivir. No podemos ponernos como meta tener al final de nuestra existencia el cúmulo de experiencias que tendría una flor; bella pero pequeña y frágil, temerosa del frío y la sequía...

Nosotros somos robles que viven y florecen a pesar de lo que el destino les arroje; bellos, es cierto, pero sobretodo imponentes en su edad y grandeza. Habremos de vivir mil y un inviernos sabiendo que la primavera esta a la vuelta de la esquina y que una vez más hemos salido avante, hoy más fuertes de lo que fuimos ayer.

En mi propia experiencia en más de una ocasión la vida me ha dejado hecha un ovillo rodando en el suelo, en la sequía más profunda y con un gran temor a siquiera intentar abrir los ojos. Es entonces cuando más me he sorprendido al finalmente hacer acopio de valor que no reconocía como propio y levantarme. He aprendido que no hay que temer a la vida sino vivir con intensidad los altos y bajos, y cuando estás ahí abajo hay que voltear la mirada colina arriba y echa a andar. No me lamento por lo vivido y he aprendido de ello... Al final cada cicatriz del alma encierra cierta belleza dentro de ella y cuando el otoño toque de nuevo a mi puerta, sé que hay dentro de mí suficiente para ver la próxima primavera.