Esta semana ha sido un poco pesada, entre la Universidad, tratar de escribir y haciéndola de mamá y ama de casa... ya sabes, el papel que toda mujer moderna desempeña: Todóloga; pero la verdad es que no me puedo quejar, mi vida esta llena de bendiciones y este curso en la Universidad me ha abierto los ojos a un nuevo grupo de personas que se han ganado mi cariño.
Conviviendo con todos ellos he visto historias similares a la mía desde otras perspectivas, he escuchado diferentes circunstancias que motivan a una persona para dejar atrás la comodidad que de aquello conocido por la aventura e incertidumbre de iniciar de cero en un lugar lejano. Hay historias a cual más y cada quien las pinta del color del cristal con que las mira pero lo que queda claro es que la experiencia es dura y más de uno descubre en el camino que no es para él.
De una u otra forma, todos en nuestra vida nos enfrentamos a grandes y pequeños retos; algunos que nosotros nos ponemos, otros la vida nos los pone; pero lo importante es cómo los enfrentamos y eventualmente los vencemos. Es cuando estamos ya del otro lado y miramos atrás que nos damos cuenta de todo lo que fuimos capaces de sobrepasar y reparamos en que somos mucho más fuertes de lo que pensábamos.
Si la vida fuera verdaderamente como un enfrentamiento de box sería sencillo, esperar el tintineo de la campana para decirnos que el round ha terminado y aguantar un número determinado de rounds para, al menos, perder en pie o ganar por decisión de un juez. Desgraciadamente en la vida uno nunca sabe cuantos rounds va a tener nuestra pelea y el único juez que puede decidir si se ha ganado o perdido somos nosotros mismos. Cuando elegimos un camino hay obstáculos previstos, otros sorpresivos y uno nunca sabe si lograr el objetivo tomará un año, diez o una vida; por eso es importante no vivir esperando ver la pelea terminada sino regocijarnos de cada round ganado y aprender de cada uno que perdemos. La felicidad no esta al final del partido sino en el camino, por duro que éste sea. Si todos nuestros sueños se centran en ver el marcador final, invariablemente nos encontraremos decepcionados pues no habrá triunfo que justifique el tedio y sufrimiento; pero si nos alegramos con cada escalón conquistado el final será sólo la conclusión inminente del camino que iniciamos tiempo atrás.
Tampoco podemos detenernos en exceso en el presente a riesgo de perder de vista el camino por andar; no podemos celebrar en exceso un triunfo y mucho menos detenernos en demasía a llorar una batalla perdida. Hay que cargar todos nuestros recuerdos y aprendizajes de pérdidas y victorias por igual en un equipaje sentimental que nos ha de formar y que llevaremos a la espalda siempre. Esas experiencias son como una chamarra, unos guantes, una foto que nos servirán para cubrirnos en las noches frías de tristeza y nos devolverán la fuerza para seguir andando. No miremos a un lado buscando inspiración sino dentro de nosotros mismos, en nuestra maleta; ahí se encuentra todo lo que necesitamos para reencontrar la fé en nuestra capacidad, para recordar que ya antes lo hemos logrado o en qué nos hemos equivocado. Dejemos de buscar la fuerza en alguien más, cuando le tiendas la mano a alguien piensa que juntos serán más fuertes, no que sin su compañía te encontrarás perdido.
Todos estamos juntos en este caldero gigante que es la vida y, aunque es injusto, no se puede volver a intentar si el resultado final no nos gustó así que hay que jugar al mejor poker que podamos con las cartas que el destino nos repartió y disfrutemos mientras dure el juego, sonriamos y pensemos que aún cuando las cartas son malas, un buen bluff puede ganar.
Gini
ResponderBorrarCreo que como tu dices la vida es una batalla, o mejor dicho una guerra, se ganan batallas y hay veces que se pierden, pero lo importante es seguir de pie, queriendo pelear, yo estoy segura de que has peleado muchas batallas y de que no debio ser facil salir de casa sin nada con una hija y luego dos a un lugar nuevo con otro idioma, supongo que debiste pasarla y debes pasarla aun duro cuando esta triste y las personas que los quieren mas y en quienes pueden confiar no estan ahi para el abrazo o el apoyo moral, pero yo estoy muy orgullosa de ver todo lo que han logrado Beto y tu juntos, como familia, y te aseguro que tal como tu y yo tenemos recuerdos hermosos de nuestra familia en españa, la familia unida, tus hijas recordaran esto y diran lo mismo: nuestros mejores dias: nuestra infancia, y tu siempre seras su ejemplo a seguir, eres su madre, asi que animo que esto no se acaba aqui, las peleas continuan y continuan y eso es lo bonito de la vida siempre se quiere pelear por màs. Te adoro no lo olvides.
Tumana